Durante más de 200 años, los mármoles del Partenón han sido una fuente de controversia y disputa entre Grecia y el Reino Unido. Los mármoles, que fueron tomados por el explorador británico Lord Elgin de la Acrópolis de Atenas en el siglo XIX, han sido objeto de un intenso debate sobre su propiedad y su lugar en la historia y la cultura griegas.
Los mármoles del Partenón son una colección de esculturas y relieves que originalmente se encontraban en el Partenón, un templo antiguo en Atenas dedicado a la diosa Atenea. Durante la ocupación otomana de Grecia, el Partenón fue utilizado como almacén y polvorín, y muchos de los mármoles fueron dañados o destruidos. En 1801, Lord Elgin, el embajador británico en Constantinopla, obtuvo permiso del gobierno otomano para tomar algunos de los mármoles del Partenón y llevarlos al Reino Unido.
Desde entonces, los mármoles del Partenón han sido exhibidos en el Museo Británico en Londres, donde han sido objeto de una intensa controversia. Muchos griegos y defensores del patrimonio cultural argumentan que los mármoles deberían ser devueltos a Grecia, donde podrían ser reunidos con las partes restantes de la estructura original del Partenón.
A pesar de los esfuerzos de Grecia y otros defensores de la repatriación de los mármoles del Partenón, el Museo Británico ha mantenido su posición de que los mármoles deben permanecer en el Reino Unido. El museo argumenta que los mármoles del Partenón son un importante objeto de estudio y un tesoro cultural que pertenece al mundo en su conjunto, y que su preservación y estudio son más efectivos en el contexto del museo.
Sin embargo, a medida que ha crecido la conciencia y el compromiso con la restitución de objetos culturales tomados de sus países de origen, ha habido un mayor debate sobre el futuro de los mármoles del Partenón. En los últimos años, algunos museos e instituciones culturales han comenzado a devolver objetos a sus países de origen, incluidos los restos humanos y las obras de arte tomadas de comunidades indígenas.
Recientemente, la secretaria de cultura del Reino Unido, Michelle Donelan, dijo a la BBC que no tienen intenciones de devolverlos. Ya que »abriría una caja de Pandora». No obstante, el presidente del Museo Británico, George Osborne ha sugerido estar de acuerdo con su repatriación.