Esta noche en el estadio de Avellaneda, la emoción por el enfrentamiento de Copa Sudamericana entre Independiente y la Universidad de Chile se tornó en caos y violencia. El evento, que prometía ser una fiesta del fútbol, se vio interrumpido abruptamente por los gravísimos incidentes que estallaron en las gradas, dejando varios heridos y, hasta el cierre de esta nota, se reportaba la posible existencia de al menos un fallecido, aunque esta información no ha sido confirmada oficialmente por las autoridades pertinentes.
Los primeros informes apuntan a que la barrabrava de Independiente llevó a cabo una invasión violenta en la tribuna destinada a los hinchas chilenos. Futbol Argentino reportó que los atacantes golpearon de forma cobarde a los pocos aficionados que aún permanecían en el sector visitante, quienes, debido a la falta de protección y seguridad adecuada, se encontraron atrapados en un ambiente de terror y descontrol. La tensión en el estadio aumentó rápidamente, alterando a los cientos de aficionados presentes.
A pesar de un operativo de seguridad conformado por aproximadamente 650 efectivos policiales y 150 agentes de seguridad privada, la escasa protección en la tribuna visitante fue el detonante de los disturbios. Según Clarín, los hinchas chilenos habían sido ubicados en un sector sin las mínimas medidas de seguridad, un hecho inexplicable que se tradujo en violentos enfrentamientos tras una primera etapa animada con cánticos y fervor, pero que rápidamente se transformó en un verdadero campo de batalla.
La Nacional reportó que los disturbios, aunque iniciados por un grupo reducido de vándalos, se volvieron graves al escalar la violencia. Vídeos que circulan en redes sociales muestran a personas lanzándose entre las gradas, mientras otros experimentaron ataques físicos y verbales. La situación dejó a mujeres y niños buscando refugio en pequeños grupos, desesperados por escapar de la furia desatada. Periodistas que se encontraban cubriendo el evento también informaron sobre las condiciones caóticas, donde incluso se observaron personas desnudas tratando de huir de sus agresores.
El desenlace de este violento episodio ha generado una ola de conmoción no solo en el ámbito del fútbol, sino en la sociedad argentina en general. Los comentarios en redes sociales acerca de la imprudencia de la seguridad local y el fracaso en proteger a los espectadores han aumentado, y las imágenes que retumban en plataformas como Twitter con frases desgarradoras como «¡Parece una guerra!» han dejado una profunda tristeza en el corazón de todos los amantes del deporte. Las autoridades deben tomar medidas urgentes para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro y garantizar la seguridad de todos los aficionados.





