Evelyn Matthei no dice “soy candidata”, pero sabe que tiene altas posibilidades de serlo. Tan consciente está de que esa alternativa es parte de su horizonte cercano, que tomó la decisión de prepararse y estudiar los temas que hoy apremian al país. Sin ir más lejos, en un par de semanas viajará a Medellín -junto a Karla Rubilar- para conocer in situ el plan de combate al narcotráfico que permitió que esa ciudad dejara de ser una de las más peligrosas del mundo.
La alcaldesa Matthei ha cruzado todas las etapas de la política -diputada, senadora, ministra y excandidata presidencial-. Y hoy, más que nunca, se declara muy preocupada por el país. “Básicamente, porque durante mucho tiempo los chilenos tuvieron la ilusión de que estaban progresando. Eso se derrumbó”
En la última CEP, Evelyn Matthei aparece como la figura política mejor evaluada. Eso la instala como posible presidenciable. Usted coquetea con la idea, ¿pero qué tan en serio lo está considerando?
Tengo muy claro que eso podría suceder. Por lo tanto, mi responsabilidad es prepararme. Cuando postulé a la alcaldía de Providencia, conversé con los vecinos. Me di cuenta de que el tema de la seguridad ciudadana era prioritario. Fui a Nueva York para saber cómo lo habían hecho y eso es lo que he aplicado en la comuna.
Y ahora va a Medellín para entender la lucha contra el narcotráfico.
Claro. Me interesa saber cómo lograron enfrentar el narcotráfico. También voy a ir a Bogotá para ver cómo lo han hecho con el terrorismo. También hay un tercer tema que me interesa investigar: el crimen organizado, el régimen carcelario, cómo combatir las mafias que operan desde las cárceles.
Para situarlo, ¿estos viajes son la señal más clara de que será candidata?
No. Para eso falta mucho. Lo que estoy haciendo es prepararme para la responsabilidad que me puede caer encima. Es evidente que eso puede suceder. Es como cuando tú quieres estudiar Medicina. Tienes que prepararte.
Muy probablemente tendría que medirse con José Antonio Kast. ¿Qué cree que cristaliza su figura?
Yo creo que él ha construido un posicionamiento. La gente lo ha visto como una persona seria, pero tiene harto rechazo también. De hecho, muchos tenemos la impresión de que en la última elección presidencial hubo gente que fue a votar por Boric para que no saliera Kast.
¿Y ese fenómeno se podría repetir?
No lo sé. Va a depender de lo que hagan en este tiempo, de qué va pasar con la Convención Constituyente, pero también va a depender muchísimo de cómo actuemos nosotros.
¿Quiénes?
Todos en Chile Vamos. Nosotros ya estamos preparando planes. Esto se está echando a andar para ver qué haríamos en vivienda, en seguridad ciudadana… Queremos hacer planteamientos súper serios y bien estudiados en aquellas cosas que realmente afectan a los chilenos.

Republicanos también tiene sus planes. Por ejemplo, ya hay declaraciones sobre derogar la ley de aborto por tres causales. ¿Cómo lo ve?
Lo que importa es cómo lo ve el electorado. A mí me parece que echarse a las mujeres encima, que sonla mitad de la población, no es una buena idea.
¿Teme una regresión conservadora?
No quiero ponerle nombre ni apellido. Pero cuesta entender la aproximación que ellos tienen hacia las mujeres. Está el tema de la paridad; está lo que dijo el presidente del Partido Republicano: que cuando sean mayoría van a abolir la ley de aborto por tres causales. Yo quiero ser bien clara en esto, el Estado no puede obligar a las mujeres a tener un hijo producto de una violación.
¿Eso no podría retrotraerse?
¿Sabes lo que pasa? A mí me tocó ver la discriminación hacia las mujeres. Cuando entré al Parlamento, éramos siete diputadas de 120. En ese entonces nunca había llegado una mujer a la Corte Suprema o al Banco Central. Me acuerdo cómo celebramos cuando eso sucedió. Y me acuerdo también cómo celebré cuando la primera mujer fue Presidenta de la República, aunque no era de mi signo político. Las mujeres hemos dado muchas batallas. Nos ha costado. Yo no voy a permitir que se dé un solo paso atrás.
Pero podría pasar…
Mire, el Estado no tiene el derecho de obligar a una mujer a llegar al fin de un embarazo producto de una violación. Tampoco puede forzar a una mujer a tener un embarazo cuando el feto viene sin cerebro. No tiene el derecho. Punto.
¿Y qué podría hacer usted si finalmente se imponen las mayorías de un partido?
¡Salir a la calle! Y estoy segura de que todas las mujeres vamos a defender muy fuertemente los derechos que hemos ganado. Por lo demás, veo muy difícil que con una promesa así lleguen a tener la mayoría, porque las mujeres somos más del 50% de los votos en este país.
¿Cuál es su análisis de por qué Kast y su partido han crecido tanto en este tiempo?
Mi impresión es que la gente le tomó fobia al club de los políticos. Les dejó de creer. Primero apostó por el Partido de la Gente. Lo desilusionó. Apostó por el Frente Amplio. Lo desilusionó. Apostó por la Lista del Pueblo. Lo desilusionó. Los chilenos estánapostando a algo nuevo. Muchos dicen: ¿Qué raro está Chile? ¿Se volvieron locos? Pasaron de una mayoría de izquierda en la Convención Constituyente a una mayoría republicana…
¿Eso no es estar un poquito locos?
No. Los chilenos son mucho más centrados de lo que se piensa. Están buscando desesperadamente alguien en quien creer. Pienso que el mal desempeño de este gobierno va a llevar a que la gente mire nuevamente la importancia de llegar a acuerdos transversales.
¿Quién tiene capacidad de liderar acuerdos si el mundo político está tan polarizado?
Personalmente, creo que Chile necesita que todos los sectores sensatos nos pongamos de acuerdo en algunos mínimos comunes y que saquemos el país adelante.
¿Y quiénes serían los sectores sensatos?
Aquí hubo gente a la que yo admiro profundamente. Los admiro por patriotas, porque al final pusieron a Chile por delante. Me refiero a toda esa gente de centroizquierda que llamó a votar Rechazo en el primer proceso constitucional. Con ellos hay que conversar.
¿Los amarillos?
Los amarillos, los demócratas… Hay mucha gente de esa sensibilidad de izquierda que ha demostrado ser sensata. Yo empezaría a buscar desde ya un programa en que, independientemente de quién gane la próxima elección, pensemos en grandes acuerdos para el país.
¿Eso debe construirse desde el centro?
Chile es un país de centro. No le gustan los extremos.
¿Pero existe la centroderecha, por ejemplo?
Sí, claro.
Fuente: La Tercera