Los orígenes de Hamás –el grupo que comandó el 7 de octubre un ataque sin precedentes contra Israel y que dejó centenares de muertos a su paso, entre ellos civiles–, están en la Primera Intifada, que enfrentó a palestinos e israelíes entre 1987 y 1993, cuando se firmaron los Acuerdos de Paz de Oslo. Hamás ha representado históricamente algunas de las facciones más contrarias a la existencia de Israel y a lograr cualquier tipo de acuerdo de paz con el estado hebreo. A lo largo de estos más de 30 años de historia su influencia política ha ido en aumento, al igual que su enfrentamiento con Israel, que los considera un grupo terrorista.
Cuando Hamás fue fundado en 1987, el conflicto palestino-israelí llevaba ya décadas ocupando el panorama internacional y varias guerras entre países árabes e Israel habían sucedido. Hamás nació en un contexto de recrudecimiento en los enfrentamientos entre los territorios palestinos -ocupados para ese entonces por el Estado israelí- e Israel y lo hizo bajo los parámetros de ser un grupo nacionalista, islamista y yihadista. Características que lo diferenciaban de la resistencia palestina que hasta entonces había sido protagonista.
El término Hamás hace referencia al acrónimo de Movimiento de Resistencia Islámica y surgió teniendo como inspiración a los Hermanos Musulmanes de Egipto, un partido que se opone a vías políticas seculares. En su concepción estuvo, entre otros, el imán Ahmed Yassin, una figura mítica en la historia de Palestina que se mostró muy crítica con el proceso de oposición a Israel de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP, por sus siglas) liderada durante años por el histórico Yasser Arafat.
Arafat defendía en su corriente política ideas que lo ligaban con el socialismo y el panarabismo -muy populares en las décadas de 1960 y 1970 en la región de Medio Oriente-, pero estas posturas eran criticadas por Yassin debido a las tendencias «occidentales» que representaban. Yassin consideraba que era tan importante luchar contra Israel como preservar la sharia o ley islámica como columna vertebral de un futurible estado palestino.
Hamás tuvo un papel creciente pero moderado durante la Primera Intifada, donde la figura reconocible dentro de la resistencia palestina fue Yasser Arafat, pero a partir de la década de 1990 su papel en la política palestina fue creciendo gracias a dos factores: el primero, la creación de un brazo armado llamado Brigada de Ezzeldin al-Qassam, y el segundo su oposición frontal a cualquier tipo de acuerdo de paz.
Los Acuerdos de Paz de Oslo, el inicio del crecimiento de Hamás
Esta postura intransigente ante cualquier intento de acercamiento hacia Israel se empezó a ver especialmente tras los Acuerdos de Paz de Oslo del año 1993 entre Israel y la OLP. Con la mediación de Estados Unidos y el expresidente Bill Clinton, las dos partes del conflicto firmaron una paz que prometía sentar las bases de una posible solución al conflicto israelí-palestino. Lo acordado daba cuenta que Israel se comprometería a brindar autonomía y reconocer a una Autoridad Nacional Palestina a cambio de desocupar una buena parte de los territorios palestinos y de que éstos reconocieran también al estado de Israel y su derecho a existir.
La firma fue secundada por el líder palestino Yasser Arafat y por el primer ministro israelí del momento Isaac Rabin en un encuentro histórico que parecía ser el comienzo de lo que podría ser la solución de dos estados que coexistan. Sin embargo, esto no fue así y, dentro de Palestina, el gesto de acercamiento de Arafat fue tomado por algunos sectores, especialmente por Hamás, como algo imperdonable y “una pérdida de tiempo”.
Hamás se negó a formar parte de la recién creada Autoridad Nacional Palestina, creada desde el año 1994, y comenzó una campaña de ataques bomba hacia Israel que hizo que este grupo fuera catalogado como terrorista por Israel, Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido o Canadá. El número de víctimas por estos ataques se contó por cientos e hizo que la sociedad israelí adoptara una posición más conservadora y beligerante con respecto a los acuerdos adoptados. El nombre de Hamás comenzó a resonar cada vez más en la región de Medio Oriente y su influencia entre la población palestina aumentó.
El crecimiento en el seguimiento de Hamás entre los palestinos se puede explicar debido a su postura mas intransigente con Israel y a las acusaciones de corrupción e ineficiencia hacia la Autoridad Palestina y el partido más importante, el histórico Al Fatah.
Segunda Intifada y consolidación como partido más importante en Palestina
Con el comienzo de la Segunda Intifada (segunda rebelión) a finales del año 2000, el papel de Hamás ya fue mucho más relevante, prácticamente a la par que el de Al Fatah, a pesar de que ese partido estaba en el Gobierno palestino para esa época. Aunque en el terreno, Hamás cosechó duras derrotas con el Ejército israelí, llegando a fallecer sus líderes más importantes – Ahmed Yassin y Abdel Aziz ar-Rantisi- en operaciones militares especiales de Israel, su influencia política se disparó durante esta intifada.
El brazo armado de Hamás experimentó un fortalecimiento notable en esos años gracias, según denuncia Israel, a colaboraciones de terceros Estados como Irán o Qatar o de otros grupos armados contrarios al estado hebreo como es Hezbolá, presentes en el sur de Líbano. Estos actores externos han mostrado su apoyo reiteradamente a las operaciones de Hamás, aunque también han llegado a negar cualquier tipo de ayuda armamentística.
La fortaleza de Hamás comenzó a ser evidente especialmente a partir del año 2006. Bajo el liderazgo de Ismail Haniya, el grupo decidió presentarse a las elecciones legislativas previstas en Palestina para ese año y logró cosechar una amplia victoria que les permitió hacerse con una holgada mayoría absoluta en el Legislativo. Esta victoria fue histórica, porque de forma democrática, los postulados de Hamás se impusieron sobre los de otros partidos de larga trayectoria como Al Fatah o el Frente Popular para la Liberación de Palestina.
Los resultados fueron un desafío para el presidente de la Autoridad Nacional de Palestina, Mahmoud Abbas, quien había sido elegido en ese cargo un año antes en sustitución de Yasser Arafat, quien había fallecido en 2004. El gobernante Al Fatah comenzó a ver a Hamás como una amenaza para sus intereses y esto elevó las tensiones entre las dos facciones hasta un punto en el que ambas se enfrentaron abiertamente por el poder en el año 2007.
Al Fatah logró mantener su poder en la región de Cisjordania, sin embargo, sus militantes fueron expulsados de la Franja de Gaza, donde comenzó a gobernar de forma total Hamás. De esa forma, la política palestina, al igual que sus dos territorios, quedó totalmente fracturada y paralizada durante años.
Esta situación también comenzó a preocupar a Israel ya que, a diferencia de Al Fatah -que cree en la solución de dos estados-, Hamás considera que Israel debe desaparecer y que solo puede prevalecer un estado, el de Palestina. Por este motivo, desde esa fecha, las autoridades israelíes comenzaron a aislar a la Franja de Gaza e incluso llegaron a levantar un muro. Una situación que ha degenerado en una profunda crisis humanitaria entre los más de dos millones de habitantes de la zona pero que no ha evitado que Hamás siga reforzándose militarmente y planteando desafíos militares a Israel cada cierto tiempo.
Durante los últimos años, los enfrentamientos esporádicos han ido creciendo entre las dos partes e Israel incluso ha tenido varios intentos de tomar militarmente la zona. De igual manera, los bombardeos de ambos lados y las escaladas militares han sido un factor común que ha enquistado todavía más el conflicto en los últimos 15 años, teniendo como principal víctima a la población.
Lo que parece que no tenía precedentes es un ataque como el que se ha vivido el pasado fin de semana en el que militantes de Hamás han bombardeado de forma masiva Israel y matado a cientos de civiles. Una emboscada que está teniendo graves consecuencias debido a la operación militar que está lanzando ahora Israel contra Gaza.
Fuente: France 24